- 04 de octubre de 2024
Piojo Alvarado se disculpó como si lo hubieran obligado y además quiso justificar su acto que estuvo mal por donde se le vea.
Piojo Alvarado es el clásico niño de secundaria que se sentaba hasta atrás para poder platicar y burlarse de los maestros, el que decía 'presidente' cuando pasaban lista y que, cuando lo atrapaban en una de sus travesuras, agachaba la cabeza e intentaba librarse de un castigo.
El jugador siempre se ha caracterizado por la actitud bromista que presume en redes sociales, algo que no se le puede criticar, incluso podría hablar bien del ambiente en Chivas pero en Verde Valle rebasó un límite luego de detonar un explosivo ante los reporteros.
Los primeros informes en distintos medios señalaron que el culpable no dio la cara, incluso primero fue Antonio Briseño quien intentó mediar la situación con los reporteros poco tiempo después de lo ocurrido y cuando aún no tomaban la decisión de retirarse del lugar.
Piojo Alvarado dio una disculpa a medias
Muchos consideran que los medios condenaron de sobremanera la acción pero la crítica no va por ahí, tampoco hacia los aficionados del futbolista que lo defendieron y minimizaron el ataque, la realidad es que el Piojo Alvarado se mostró cobarde con sus actos.
Tuvo que pasar bastante tiempo para que el futbolista se disculpara con los afectados pero entre toda la información llamó mucho la atención su justificación, misma que refleja la poca inteligencia que tuvo con su "broma", si es que así se le puede llamar a una acción de tal magnitud.
Si bien no se saben las palabras exactas que dio el jugador, entre los trascendidos aparecieron los siguientes argumentos:
- No sabía que había reporteros en el lugar
- Era una broma hacia sus compañeros
Estando dentro del club parece imposible de creer que el jugador desconociera que había conferencia de prensa, aunado a esto es un protocolo que se sigue constantemente en la institución en la que pasa gran parte de sus días, ¿o tan indiferente es de lo que ocurre en su trabajo?
Broma o no, se lleven pesado o no con sus compañeros, que un explosivo sea motivo de diversión es patético, sobre todo porque pone en riesgo la integridad física de los que estén cerca. La detonación sí llegó a impactar a los presentes en el pequeño salón para conferencias y pudo ser mucho más grave.
Por si esto fuera poco, Roberto no se arrepintió de inmediato aunque las reacciones pasaron instantes después, no quiso dar la cara como cuando un niño rompe un vidrio, su caso es vergonzoso y más porque en la cancha es de los mejores del futbol mexicano.
No voy a ponerme la bata de juez para saber si amerita un castigo o no, si le deben de retirar su convocatoria de la selección o hasta si lo van a suspender desde la liga, lo que sí es un hecho es que ningún equipo es guardería para que este tipo de inmaduros se crean los populares del salón.
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